El Congreso Constituyente expidió un decreto, el 14 de abril de 1823, para rediseñar el símbolo de acuerdo con la tradición prehispánica: el águila de perfil posada sobre un nopal, devorando a la serpiente que sostiene con su garra derecha. Ramas de encino y de laurel, emblemas de la fortaleza de la victoria, adornaban a la poderosa ave que ya no ostentaba la corona imperial. Esto se especificó así por el significado que el pueblo azteca dio a esos elementos: el águila se identificaba con el Sol, la serpiente con la diosa Coatlicue, el nopal y su fruto (la tuna) representaban al corazón humano.
Referencia:
sgg.edomex.gob.mx/escudo_nacional